Asensio, Halilovic, Odegarrd, Peeters, Abner, Lee Seung-Woo y un sinfín de futbolistas que no han llegado a la mayoría de edad y ya han plasmado contratos que les permitirían disfrutar del resto de sus vidas sin ningún problema. Calidad les sobra, madurez no. La madurez es aquello que debe de irse trabajando y perfilando con el paso de los años, con el paso de sus éxitos pero sobretodo de sus fracasos, y en el caso de todos estos nombres, pocos fracasos han tenido para valorar y que les valoren como les corresponde.
El fútbol es un negocio, es dinero, pero sobretodo es quedar por encima de tu enemigo, y eso es lo que está pasando. Madrid y Barcelona no piensan ya en si los jugadores que firman serán los que levanten sus trofeos en el futuro, sino en evitar por todos los medios que no lo hagan con el eterno rival. De los errores se aprende y casos como el de Eto´o o Neymar no pueden volver a pasar por Valdebebas. Esto es lo que ha llevado a que cada vez antes los jugadores extranjeros lleguen a nuestros países con unas promesas y propósitos que solo en algunos casos se cumplen.
¿Dónde queda el futbolista? El jugador queda en el último sitio. Lo que ellos ven como oportunidad, otros lo ven como apuesta, una apuesta donde no tienen nada que perder y sí mucho que ganar. Sin embargo los futbolistas sí que tienen que perder, nada más y nada menos que una niñez y juventud , cosas que solo pasan una vez en la vida. El éxito o fracaso estará en sus botas, en su suerte y en las personas que les rodean, sin embargo lo único seguro es que el tiempo que no han vivido no podrán volver a recuperarlo. Sensatez, vuelve al fútbol.
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